viernes, 20 de noviembre de 2009

Las profecías de Morelli




Cada día es más difícil ver gallinas. uno puede hacer kilómetros por las carreteras rurales y no ver gallinas, que antes eran un símbolo de la vida natural.

El día pasado he visto gallinas. no gallinas al pasar, sino de cerca, de tú a tú. Y me fascinó, como si fuera la primera vez, el ver los movimientos de cabeza de las gallinas. Ya no me acordaba de esos movimientos raudos de cabeza en que, en el mismo momento, la cabeza de la gallina está en dos posiciones diferentes. Nunca lo he sabido, pero me ha dado por pensar que dichos movimientos se deben a la oposición de sus ojos y esos movimientos deben ser una forma de calcular distancias, de triangular: en cada posición de la cabeza, el ojo toma una instantánea y con las diferentes instantáneas su cerebro "construye" una realidad con sus dimensiones y todo. Salvo por las plumas, poca diferencia con los humanos. Bueno y que la visión binocular (la posición de los ojos, en definitiva) nos evita el tener que hacer esos movimientos bruscos de cabeza. Nuestra "construcción" espacial nos viene dada por la posición de los ojos. Eso sin tener en cuenta que nuestro aprendizaje espacial no viene dado por la vista (al fin y al cabo, nuestros dos ojos nos dan dos imágenes planas), sino por el tacto.

Las gallinas que vi no tenían 18 patas, como en la hipérbole de Morelli, pero sí que tenían algo de ese universo de plástico que anticipaba. Eran perfectas. De pasarela. Y supongo que los huevos que ponen esas gallinas serán de esos que, cuando me equivoco, compro en el supermercado y siempre me llevan a preguntarme cómo meterán el colorante de la yema sin romper la cáscara. Luego me acordé de otras cosas de las gallinas.

Me acordé, por ejemplo, que las gallinas son posibles de hipnotizar con facilidad y que si les cortas la cabeza y la sueltas, o se te escapa, la gallina sin cabeza sale corriendo. Este, ancestralmente, ha sido un espectáculo que ha maravillado a los niños y a los adultos y que hoy en día ya no es posible, porque no hay gallinas. Ahora son de fábrica y en las fábricas no se anda a estas tonterías. En esta parte del mundo ya no corren las gallinas sin cabeza. Este es un hecho, probablemente uno de los pocos, absolutamente nuevo en la historia. Menos mal que, por ahora, en el mundo, en este momento, hay miles de gallinas corriendo sin cabeza

...y es que las gallinas te hacen pensar


Morelli nos habla de las gallinas (también):

Tout va très bien
"...por qué entonces inquietarse si probablemente el mundo es finito, la historia se acerca al punto óptimo, la raza humana sale de la edad media para ingresar en la era cibernética. Tout va très bien, madame la marquise, tout va très bien, tout va très bien.
Por lo demás hay que ser imbécil, hay que ser poeta, hay que estar en la luna de Valencia para perder más de cinco minutos con estas nostalgias perfectamente liquidables a corto plazo. Cada reunión de gerentes internacionales, de hombres-de-ciencia, cada nuevo satélite artificial, hormona o reactor atómico aplastan un poco más estas falaces esperanzas. El reino será de material plástico, es un hecho. Y no que el mundo haya de convertirse en una pesadilla orwelliana o huxleyana; será mucho peor, será un mundo delicioso, a la medida de sus habitantes, sin ningún mosquito, sin ningún analfabeto, con gallinas de enorme tamaño y probablemente dieciocho patas, exquisitas todas ellas, con cuartos de baño telecomandados, agua de distintos colores según el día de la semana, una delicada atención del servicio nacional de higiene, con televisión en cada cuarto, por ejemplo grandes paisajes tropicales para los habitantes de Reykjavik, vistas de igloos para los de La Habana, compensaciones sutiles que conformarán todas las rebeldías, etcétera.
Es decir un mundo satisfactorio para gentes razonables
¿Y quedará en él alguien, uno solo, que no sea razonable?"
Morelli (Rayuela). 1963

...un gallo este Morelli

.../...

Este día he visto estas lindas vaquitas pastando en un prado


pero de esta foto lo único de verdad son las sombras, las de la valla y las del fotógrafo. Ni vacas, ni árboles, ni prado. La "realidad" aquí fotografiada es exactamente ésta:

En el post de hoy no voy a sacar conclusiones. Esta cosa, la de las conclusiones, te la dejo a ti, pero para que completes tu pensamiento te pongo una foto hecha justo enfrente de esta "realidad" con vacas, éstas sí, de verdad, de las que mueven el rabo y tienen moscas.