jueves, 4 de marzo de 2010

¡admirable todo!


fotos de la tormenta perfecta

en fin, que llegamos al fin al final de mi excursión foto gráfica (es bonita la palabra: escribir con la luz) cuando me encontré, por último, con esta pieza de un puzzle tirada en medio de una acera. no soy aficionado a los puzzles; no forman parte de mi vida. pero no se me escapa el valor iconográfico de una pieza de puzzle y la facilidad para encontrarle determinadas alegorías o simbolismos

le hice una foto. pero no le encontré alegorías. pensé, si acaso, que un puzzle más no iba a poder ser completado. "milagroso todo, absolutamente todo lo que ocurre. y hasta lo que no ocurre"



"el mismo gracián dice unas líneas después esto: "el no admirarse procede del saber en los unos, que en los más del no advertir". pero yo, que si no soy jesuita no me falta mucho de conceptista, creo que hay quienes, como los supuestos salvajes y los niños, si no se admiran de nada es porque para ellos todo es admirable, esto es: milagroso. porque el milagro, miraculum, es lo que se admira. y el precepto latino a los sabios, aquel de no admirarse de nada -nihil mirari!- se dirige a los que, por imaginarse neciamente que saben la razón de algo que ignoran, no saben el porqué de cosa alguna y no se admiran. que es lo propio de los que se enjuagan la boca con la palabra Ciencia -así, con mayúscula- y se romadizan la sesera con su vaho. y son los que caen de rodillas ante cualquier juguete de física o de química y con tanto mayor fervor cuanto menos sepan cómo funciona

"la postración mental del salvaje se conoce -nos decía un amigo- en que al ver por primera vez volar sobre su cabeza un aeroplano se queda tan fresco y no se admira..." y le replicamos: "más fresca se queda un águila, y es que el águila y el salvaje saben que se mueven en un mundo milagroso, que todo cuanto ven es milagro, y uno más no les choca..." porque el salvaje, en efecto, no se explica cómo vuela el aeroplano o cómo habla el fonógrafo, pero tampoco cree que sabe cómo vuela el águila o cómo habla su mujer. acostumbrado a ver maravillas y a tener conciencia de que lo son, un nuevo milagro no le hace efecto

ni distingue el salvaje entre milagro subjetivo y milagro objetivo. es subjetivo, v. gr., que el uno sueñe que se le aparece un ángel, y es objetivo el que se le aparezca un ángel en sueños. y para el salvaje un aeroplano es, lo mismo que un águila, un ángel

"pero, ¿y la novedad...?" -preguntará algún lector descontentadizo- pues bien, amigo mío, -lo soy de todos los descontentadizos- para el salvaje no hay nada nuevo bajo el sol, porque cada sol de cada día es un sol nuevo y es todo siempre nuevo y está él, el salvaje, naciendo a cada momento. digo, me lo figuro... porque en rigor yo no he sido todavía salvaje. me cogió la civilización al nacer y han estado predicándome milagros los que no creen en ellos. y no creen en ellos porque no se han percatado de que es milagroso todo, absolutamente todo lo que ocurre. y hasta lo que no ocurre"
"¡admirable todo!". miguel de unamuno