martes, 18 de mayo de 2010

demoler los escombros


todo está ya deconstruido

la deconstrucción de la muerte también ocurre en el siglo XX, que fue el siglo de la deconstrucción, pero nos llevó más tiempo. en su última fase, única que conocemos con cierta precisión, 2.000 años. y también, en ese quitar capas a la alcachofa que es la deconstrucción, la última capa que le quedaba a la alcachofa se la arrancó samuel beckett

primer amor:
"Personalmente no tengo nada contra los cementerios, me paseo por ellos muy a gusto, más a gusto que en otros sitios, creo, cuando me veo obligado a salir. El olor de los cadáveres, que percibo claramente bajo el de la hierba y el humus, no me desagrada. Quizá demasiado azucarado, muy pertinaz, pero cuan preferible al de los vivos, sobacos, pies, culos, prepucios sebosos y óvulos contrariados. Y cuando los restos de mi padre colaboran, tan modestamente como pueden, falta muy poco para que me salten las lágrimas. Ya pueden lavarse, los vivos, ya pueden perfumarse, apestan. Sí, como sitio para pasear, cuando uno se ve obligado a salir, dadme los cementerios y ya podéis iros a pasear, vosotros, a los jardines públicos, o al campo. Mi bocadillo, mi plátano, los como con más apetito sentado sobre una tumba, y si me vienen ganas de mear, y me vienen con frecuencia, puedo escoger. O bien me pierdo, las manos a la espalda, entre las losas, las rectas, las planas, las inclinadas, y mariposeo entre las inscripciones. Nunca me han decepcionado, las inscripciones, siempre hay tres o cuatro tan divertidas que me tengo que agarrar a la cruz, o a la estela, o al ángel, para no caerme. La mía, la compuse hace ya tiempo y sigo estando satisfecho, bastante satisfecho. Mis otros escritos, todavía no se han secado y ya me asquean, pero mi epitafio me sigue gustando. Ilustra un tema gramatical. Pocas esperanzas hay desgraciadamente de que jamás se alce por encima del cráneo que lo concibió, a menos de que el Estado se encargue. Pero para poderme exhumar será preciso primero encontrarme, y temo mucho que al Estado le sea tan difícil encontrarme muerto como vivo. Por tal razón me apresuro a consignarlo en este lugar, antes de que sea demasiado tarde:

Yace aquí quien tanto huía
que también de ésta escaparía.

Hay una sílaba de más en el segundo y último verso, pero no tiene importancia, a mi modo de ver. Más que esto me perdonarán, cuando deje de existir. Luego con un poco de suerte se encuentra uno con un entierro de verdad, con vivos enlutados y a veces una viuda que quiere tirarse en la fosa, y casi siempre ese bonito cuento del polvo, aunque he podido comprobar que no hay nada menos polvoriento que esos agujeros, son por lo general de tierra muy especiosa, y el difunto tampoco tiene nada especialmente polvoriento, a menos de haber muerto carbonizado. Es bonita de todos modos, esa pequeña comedia con lo del polvo. Pero el cementerio de mi padre, no era mi favorito especialmente. Estaba demasiado lejos, en medio del campo, en el flanco de una colina, y además era muy pequeño, excesivamente pequeño. Además estaba, por decirlo así, lleno, unas cuantas viudas más y estaría repleto. Prefería con mucho Ohlsdorf, sobre todo por la zona de Linne, en tierra prusiana, con sus cuatrocientas hectáreas de cadáveres bien amontonados, a pesar de que yo no conocía a ninguno de ellos, de no ser al domador Hagenbeck, por su fama. Hay un león grabado sobre su losa, creo. La muerte debía tener cara de león, para Hagenbeck. Los autocares van y vienen, repletos de viudos, de viudas y huérfanos. Bosquecillos, grutas, estanques con cisnes, suministran consuelo a los afligidos. Era en el mes de diciembre, nunca he tenido tanto frío, no podía tragar la sopa de anguila, temí morir, me detuve para vomitar, les envidiaba"
samuel beckett

las deconstrucciones ya están hechas todas. y en estas sendas, cuando se llega al precipicio final, sólo queda un camino

nos lo señaló ubú:
""No lo habremos demolido todo si no demolemos incluso los escombros. Y no veo otro procedimiento para hacerlo que levantar con ellos hermosas estructuras bien ordenadas"
alfred jarry