miércoles, 3 de noviembre de 2010

apuntes para una reflexión sobre la belleza. y tres

occidente ha entrado en crisis. su modernidad aparente queda en entredicho cuando en situaciones de crisis como la actual afloran los mismos comportamientos de los poderosos que en la edad media. los mismos procesos de reordenación social, que siglo tras siglo, acaban con los pobres más pobres y los ricos más ricos y poderosos que nunca

antes del feisbuk, de los mensajes, de las redes sociales de aborregamiento, situaciones así arrancaban los gritos de las paredes. esto desde siempre. de siglos viene la costumbre de pegar reclamaciones en la mutilada estatua de pasquín. ahora las paredes han enmudecido o sirven para gritar un concierto pop, unas jornadas gastronómicas o el desfile de moda de los alumnos de primero de la eso. paredes muertas como pudiera ser que estuviera esta sociedad (de los graffitis de subvención no vamos a hablar. todo lo que hay que decir a este respecto ha quedado dicho con la anécdota banksy de san sebastían. triste historia el merchandising ocupando las paredes; que puede llegar a ser terrible: acuérdate de las camisetas de ché guevara y los estragos estéticos e intelectuales que han provocado)

con la primitiva locomotora china avanzando a marchas imparables hacia el dominio del mundo, la decadencia de occidente recuerda cada vez más a la del imperio romano. en aquel tiempo, acuérdate de nerón, el slogan era "pan y circo". hoy, "subsidios y moda"

vivimos una estetización que todo lo invade. los museos dan lecciones de arte vanguardista que intenta denunciar no sé qué injusticia o problemática social de aquí o de allende, mientras exhiben piezas y creaciones que buscan la estética por tortuosos caminos que no entienden ni conmueven más que a sus creadores, amigos y curadores. en la sala de al lado del museo se exhiben una serie de estatuas y cabezas, muchas cabezas, que en otros tiempos se fueron arrancando de las estatuas clásicas en grecia, china o indochina (andré malraux por allí anduvo a este asqueroso tráfico). un mundo feliz, para un consumidor feliz que engulle "cultura", televisión, moda y vacío con la sensación de tener razón y que su ideario social debiera exportase para arreglar el mundo, "y verías que bien íbamos"

la estética ha hecho de la ética un concepto trasnochado y, ya, no de ahora. un mequetrefe presuntuoso sólo pendiente de sus trajes, su reloj de superlujo o un buga de infarto, puede llegar a ser un ilustrísimo padre de la patria y nadie se asusta por comulgar ruedas de molino de manos de un pederasta. un pseudo intelectual presume de acostarse con niñas; y le defiende una bruja corrupta (que siempre invita a pensar de qué se ríen las hienas), vestida de zara; un escritor machote se ríe de las lagrimas de otro; un ginecólogo, alcalde, hace chistes pornográficos; o un banquero tramposo y entrampado le traslada al país su deuda (el paro y los intereses de la deuda son el principal gasto del estado) y hace recomendaciones para que se quiten derechos a los trabajadores, mientras se presenta como un mecenas del arte, la cultura y la universidad...y la homeopatía se hace universitaria de pago por un laboratorio. pronto la powerbalance a cuenta de la seguridad social. un mundo bello, sin duda

y moderno. muy moderno. un mundo nuevo a semejanza de los mundos nuevos de todos los períodos históricos decadentes

bien; es bonito, es todo muy bello y hemos progresado un huevo y lo otro era antiguo y no sirve. nada que objetar. pero no se podría reclamar, reclamar, reclamar un poco de ética. un mundo que fuera éticamente nuevo?

si se llegara a ello, una de las primeras cosas podría ser devolver a grecia, a egipto o a indochina sus cabezas que en un macabro espectáculo se ofrecen en los museos de parís o de londres a hordas ávidas de cultura tras su visita a harrods o lafayette

(las decapitadas estatuas de esta entrega son de afrodisias)