domingo, 18 de julio de 2010

un recuerdo mío

Alhondiga, Bilbao.
Foto de la Alhondiga de Bilbao; decorador: Philippe Starck.


Espero se note que he dicho "decorador", que aunque sea una palabra en desuso (ahora se dice diseñador) manifiesta mejor el espíritu con el que este autor ha afrontado la decoración de la Alhondiga. un espíritu barroco y excesivo propio de la decoración de escaparates o de estudios de televisión, que viene a ser lo mismo. Que los escaparates y las televisiones se copian unos a otros.

Decenas de columnas de pega de todos los estilos posibles y hasta de los imposibles y una gran pantalla (¡que contemporáneo!) con una imagen del sol (o puede que sea el mismo sol, el real; que esto es Bilbao, señora). Yo hubiera puesto la imagen del big bang que, al cabo, sumadas las evoluciones y las degeneraciones, es la causa primigenia de la estupidez que nos rodea.

Cansado de ver estupideces, a veces, me digo que ahora iniciaremos el camino de regreso y que lo que venga a la fuerza ha de ser mejor. Pero esto es una limitación mía. Que no soy capaz de imaginar cómo el mundo pudiera llegar a ser más estúpido.

Pero se ve que el mundo no es limitado. Que puede ir a más. Me encontré con esta útil webcam frente al Guggenheim (favor de ampliar la foto para leer las instrucciones). Por si has olvidado el teléfono o alguna de tus cámaras, o simplemente por sentirte moderno, aquí lo tienes: la webcam pública. Es lo moderno. Como de antes eran las cabinas de teléfono, ¿te acuerdas?

Ya hay teléfonos con dos cámaras, que es una cosa muy útil y que contribuye a mejorar la comunicación. Ya no hace falta verse para sentirse. Ya podemos declarar nuestro amor por la webcam: "¡no puedo vivir sin ti!"

No se me ocurre cómo puede llegar a ser más estúpido el mundo. Pero no hay que preocuparse por mí, hay muchas personas trabajando en ello. E intuyo que el camino del éxito es fácil: solo hay que pensar que los demás son gilipollas. Siempre me pasma que quién así piensa y actúa acabe teniendo razón.