miércoles, 20 de agosto de 2008

amistad


"...¿no ha tenido nunca, súbitamente, necesidad de simpatía, de socorro, de amistad? sí, estoy seguro. por mi parte, he aprendido a contentarme con la simpatía. se la encuentra con más facilidad y, además, no compromete a nada. "cuente con mi simpatía" precede inmediatamente, en el discurso interior, a "y, ahora, pasemos a otra cosa". es un sentimiento del presidente del consejo: se obtiene a buen precio, después de las catástrofes. la amistad es menos simple. es pesada y dura de obtener; y, cuando se consigue, no hay medio de librarse de ella; hay que hacerle frente. sobre todo, no piense que sus amigos le telefoneen todas las tardes, como es su obligación, para saber si no es exactamente ésa la noche en que usted va a decidir suicidarse, o más, sencillamente, si no siente usted necesidad de compañía, si no se encuentra con ánimo de salir. no; ellos telefonean, pierda cuidado, el día en que usted no está solo o en que la vida es hermosa. en cuanto al suicidio, más bien le impulsarían a él, puesto que, según ellos, se debe usted a usted mismo. ¡el cielo nos libre, querido señor, de ser colocados demasiado altos por nuestros amigos! en cuanto a aquellos cuya misión es amarnos, quiero decir, parientes, allegados (¡qué expresión!), eso es otro cantar. siempre tienen la palabra precisa, pero siempre es la palabra que hiere; telefonean como se tira con carabina. y apuntan bien"

albert camus. la caída

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